Pero nadie se olvida de nosotros. Muchos de nosotros recibimos un sentimiento por herencia. Muchos de nosotros, cuando eramos simplemente unos pequeños deseosos de conocer el mundo fuimos instruidos para admirar el deporte. Y con el paso de los años a pesar de que muchos lo han abandonado para otros estar allí sentados, junto a miles de espectadores significa seguir sus sueños. Y para los que no logran creerme, cierren los ojos por un segundo he imagínense a ustedes mismos en un estadio , en un asiento y observen a los deportistas jugar. la presión aumenta y como sucede al momento de leer uno de introduce y logra vivir la realidad de esos luchadores. Alguien a quien admira se acerca velozmente hacia su objetivo. Milllones de personas se encuentran pendientes de su cuerpo en movimiento. Aquella persona cierra sus ojos y con el ultimo esfuerzo, dispara, se focaliza, salta , se impulsa, grita hasta que en cuestión de segundos los gritos se convierten en lagrimas y el cuerpo te pide correr porque es tanta la felicidad que no se puede contener.
Así que ustedes lectores, piensen un segundo cuando critican a aquellas personas e intenten ponerse en su lugar. Aun no ha llegado la ocasión en que tenga que decir que un deporte no vale la pena porque sin duda todos sin excepción merecen llamarse, arte.
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